¿Cuál es tu talento? ¿Qué harías si supieras que no vas a fracasar? ¿A qué dedicarías tu vida si tuvieras el tiempo y los medios suficientes?
¿Sabes en qué no puedes fracasar? En aquello que realizas con ilusión y entusiasmo, de manera que, al hacerlo, no tienes la impresión de estar trabajando. Así, descansas cuando tu cuerpo te lo pide, pero no porque te fatigue hacer ese trabajo. Sin embargo, si no disfrutas con tu ocupación, te escatimas gozo y también dinero, porque no estarás entre los mejores. Es escasez, lo mires por donde lo mires.
Cada uno de nosotros posee algún talento o cualidad, algo para ofrecer a los demás, por increíble que esta afirmación parezca. Todas las personas somos maestros en alguna materia; en ese sentido, poseemos un talento particular.
Rescata tu talento y ¡brilla! El cielo aguarda esa nueva estrellita que tú eres.
Un sabio no sabe muchas cosas, pero sabe muy bien las que sabe. Nadie sirve para todo, pero todos servimos para algo. Tú sólo debes conocer tus habilidades y tus fortalezas, pues definen tu talento. A fin de cuentas, el talento no es necesariamente una expresión de las artes o las ciencias; consiste más bien en ser creativo en el día a día.
Talento es creación y amor cuando actúan conjuntamente.
Descubre qué es lo que estarías dispuesto a hacer gratis toda tu vida y después conviértelo en una ocupación remunerada de la que puedas vivir. Tu más singular talento es la expresión de lo que has venido a entregar a los demás y la «herramienta» que ha de hacerte prosperar en tu ocupación.
Talento es sinónimo de prosperidad mental. Es creación, y la creación es abundancia para todos.
Al entregar tu talento, la vida te recompensa por ello y te premia con la satisfacción de ejecutar tu obra. Estás cumpliendo tu propósito vital y te centras en aquello que has venido a entregar a este mundo.
Cuando ofreces algo genuino al mundo, te conviertes en co-creador. Cada vez que combinas tu intención, tu propósito y tu entusiasmo, obtienes prosperidad porque haces lo que debes hacer. Ocupas tu lugar en el Universo.
A veces, la vida te entrega una cantidad de dinero o hace que los demás reconozcan tu trabajo para decirte: «¡Céntrate en eso!». Así es como te anima a que sigas ofreciendo tu talento: recompensándote de nuevo. Es un proceso que se realimenta a sí mismo y que alguien llamó «la rueda de la fortuna».
Todos necesitamos recibir lo mejor de los demás. No te guardes tu parte porque entonces mi experiencia será incompleta. La prosperidad es un flujo que consiste en dar y recibir. Si rompemos esa reacción en cadena, detenemos el flujo de la prosperidad.
La suma de talentos construye un mundo mejor. Hasta el día de hoy, ha vivido mucha gente que ha entregado lo mejor de sí misma. Progresamos y prosperamos gracias a su aportación. Resulta increíble pensar en cuántas cosas hermosas ha sido capaz de ofrecemos la creatividad humana. En resumen, conservamos su legado y disfrutamos de él; a él debemos, también, parte de la belleza de este día.
Pero aún podemos mejorar el día presente. Y hacer, de éste, un mundo mejor.
A cada paso que das en la dirección que te corresponde, el Universo te recompensa por cualquier riesgo que ello comporte y te garantiza el éxito; utilizas tu talento para tu mayor bien y recibes una recompensa por ello. De esa manera, generas abundancia en tu vida. Pero cuando pones tu talento al servicio de la humanidad, tu alma prospera al generar abundancia para los demás. Y entonces avanzas una distancia infinita en tu evolución personal. Ocurre así y algunas veces poco importa el cómo y el porqué; lo importante es que suceda.
Estos pensamientos están dedicados a todas las personas que quieran crear amor:
·     Cuando plantas una pequeña flor, contribuyes a hacer del mundo un lugar más bello y colaboras en la expresión de la energía de la vida.
·     Cuando regalas una sonrisa, creas otra que la devuelve.
·     Estás añadiendo un poquito de afecto en este mundo.
·     Cuando expresas tus sentimientos, estás redactando una «declaración de amor» por la vida que el Universo desea conocer.
·     Cuando das las gracias por cuanto recibes a diario, te preparas para recibir de nuevo.
·     Cuando ofreces afecto a quienes te rodean, haces de este mundo un lugar más amable y amigable.
·     Cuando ayudas a los demás, expresas un conocimiento excepcional de lo que es la vida.
En resumen, cuando creas algo con amor, generas prosperidad para ti, para la especie humana y para el planeta.
Crear es hermoso.
Todos tenemos la oportunidad de ser creativos en nuestras relaciones personales añadiéndoles afecto. Es decir, creando amor en el más amplio de los sentidos. Como ves, talento también significa expresar responsabilidad y contenido en tus relaciones. Me estoy refiriendo a establecer relaciones con alma. Ése es un talento sutil, aunque vital, en un mundo lleno de conflictos.
La creatividad es un milagro que inicia la Inteligencia del Universo y que deja en nuestras manos la posibilidad de concluirlo. Es como trabajar en los detalles de una idea original de Dios. En la medida en que desarrollamos sus ideas -los deseos del Corazón que compartimos con Dios- nos acercamos a nuestra divinidad interior.
Sigue a tu corazón, te va a mostrar lugares increíbles. Cuando liberamos la creatividad, estamos participando de una forma activa en el proceso de la vida. En cierto modo, dejamos de asistir como espectadores a la experiencia de la vida para pasar a ser protagonistas.
Hay algo profundo en este pensamiento que nos dice que «estar vivo» y «vivir» son cosas diferentes. No se trata de un simple juego de palabras.
Piensa que el tiempo necesario para crear es el mismo que transcurrirá si no haces nada en absoluto. Invertir tiempo en un proyecto no significa restarle tiempo a tu vi- da, sino vivirla de un modo más creativo y enriquecedor.
Cree en un sueño. Cada segundo que dedicas a tus sueños lo añades a tu vida.
Pero recuerda que será necesaria mucha más transpiración que inspiración, porque la inspiración, para que dé algún resultado, debe encontrarte trabajando.

La inspiración es intuición en su aspecto más creativo. Y la intuición fluye en la medida en que se la escucha; en caso contrario, dejará de hablarte. No te importunará. Y eso supondría prescindir de una colaboración muy especial.