– Siempre me pregunté por qué se les dice a los sacerdotes “padres ” y a las monjas “madres ” Si ellos no pueden tener hijos… ¿Y la arrogancia y el maltrato?
– Los padres se creen este cuento de que te dieron la vida y actúan como si les pertenecieras. Temo decirte que ninguno de nosotros fue tratado con respeto. De haber estado conscientes de que no éramos su derecho sino su responsabilidad, hubiesen aprendido de nosotros en lugar de heredarnos su neurosis.
Ahora bien, tienes que darte cuenta de que todos nuestros problemas psicológicos y emocionales tienen que ver con la infancia. Cualquier trabajo terapéutico que lleves a cabo tiene la finalidad de entender, integrar y sanar las heridas que sufriste en esa etapa.
– Pero ¿no deberíamos enfocarnos en lo positivo?
– Eso es lo que intentan todos, ponen a sus padres en un pedestal donde nada los alcanza e ignoran el enojo que les tienen. Este perdón que les otorgamos es falso. Una parte de nosotros esta resentida por el maltrato recibido y sólo nos permitimos mostrar esta lealtad hipócrita que viene de un agradecimiento impuesto y perpetuamos la dependencia emocional con ellos con la esperanza de que un día, un día maravilloso, milagroso… nos vean, nos acepten y nos amen.
– Y ese día nunca llega.
Y ¿qué propones? ¿Qué les reclamemos y reprochemos sus faltas?
– Eso es lo que haría un niño y lo que hace la mayoría de la gente de forma velada e inconsciente.
Propongo que, en primer lugar, los bajes del pedestal en el que los tienes y te des cuenta de que son sólo dos seres humanos como cualquier otro, llenos de defectos, debilidades, miedos y necesidades insatisfechas. Que agradezcas sus cuidados pero que reconozcas también sus errores y las profundas heridas que te causaron. Tienes que darte cuenta de que, ahora que eres adulto, ellos no saben más de la vida que tú, así que tienes que tomar tus propias decisiones.
En segundo lugar tendrás, si quieres por fin madurar, cortar el cordón umbilical que te une a ellos y dejar de depender emocionalmente de su opinión, su presencia, su aprobación o su consentimiento.
Tienes que reconocer que el que fueran tus padres fue una condición meramente circunstancial que no les da ningún poder sobre ti ahora. Necesitas pararte en tus propios pies, derrocarlos y sentarte a ti mismo en el trono de quien gobierna tu vida. Entender ya que no te darán lo que buscas porque ¡no pueden dártelo! y desde este entendimiento actuar en consecuencia.
– Lo que en este caso significa…
– Significa darte a ti mismo el amor, reconocimiento y atención que necesitas. Significa convertirte en tu propio padre y madre, darte todo lo que te faltó y esta vez tratarte con amor y respeto.
Fromm dijo: “el hombre ha de parirse a sí mismo”. Jesucristo dijo: “A menos de que odies a tus padres no podrás ser mi discípulo”. Y en el Zen se dice: “Si (en tu camino espiritual) encuentras al Buda, mata al Buda, si encuentras a tus padres, mátalos.” Exageran por supuesto para hacer énfasis en la imperiosa necesidad de romper el apego enfermizo e inmaduro que nos une a nuestros padres.
En muchas tradiciones espirituales tanto de oriente como occidente el iniciado cambia su nombre para marcar la ruptura con su familia nuclear y empezar el proceso de convertirse en un individuo libre.
– ¿No es esto egoísta?
– Todo lo contrario. Es liberarlos por fin de nuestras demandas y expectativas. Jubilarlos del puesto que han llevado demasiado tiempo, poder por fin verlos tal como son y sentir compasión. Iniciar con ellos una relación de igual a igual, conocerlos fuera del rol de papá y mamá para hacer contacto. Firmar una tregua para poder, al fin, ser amigos.
Así que, recuerda:
Una Persona consciente, libre y madura hace lo que sea necesario por sanar sus experiencias infantiles y por romper la dependencia emocional con sus padres.