– Me doy cuenta ahora de que ver lo que es, me abruma. A veces es en mi propia vida y en mis relaciones pero más cuando veo lo que pasa en el mundo. La cosa va muy mal.
– Te entiendo muy bien. Es por eso que la mayoría de nosotros hablamos en tercera persona y decimos: “La gente no hace…” “Si tan sólo la gente…” “La gente dice…” El ser humano ha hecho…”
Sin embargo, nosotros somos “la gente” y somos los que decimos y no hacemos. Cuando expresamos: “El ser humano mató a cien millones de sus semejantes el siglo pasado”, “El hombre está destruyendo el planeta”, “El hombre lo ha contaminado todo” deberíamos decir: “nosotros estamos matando, destruyendo y contaminando.”

– ¡Espera un momento! Yo no he matado a nadie… Ni me siento responsable.
– Si no eres parte de la solución entonces eres parte del problema.
Mientras sigamos solapando este sistema, mientras sigamos distraídos mirando hacia otro lado, mientras no hagamos algo al respecto, somos cómplices de todo lo que pasa en este mundo.

– ¿Y qué podemos hacer? No me digas que quieres cambiar el mundo.
– Se trata de cambiar nosotros. Cuando sanes tu vida, sanarás al mundo.
Lo que realmente importa es lo que tú hagas independientemente de los resultados. Tienes que darte cuenta de que cada una de tus acciones y decisiones por simples que parezcan tiene consecuencias en el mundo: Si tiras una botella de plástico en el campo, si le compras a una corporación irresponsable, si le mientes a tu esposa, si te la pasas quejándote; todo eso tiene repercusiones a nivel global.
Y para ir más allá de las palabras, algunas acciones que te propongo:
Consumir responsablemente