Tal vez hasta hoy concebiste el mundo como un lugar lleno de privaciones y escasez en el que lo importante es lograr la máxima ganancia en el mínimo tiempo.
Quizás en algún momento aprendiste que es posible obtener algo a cambio de nada. Y que alguien deberá quedarse sin su parte para que tú puedas conseguir la tuya. Es decir, que cuando uno gana, otro pierde, ya que no hay suficiente para todos.
Hay quien logra hacer realidad sus sueños sin aparente dificultad, mientras que otros no consiguen levantar cabeza. Y entre ellos surge toda clase de conflictos cuando se trata de mejorar su posición.
Así parecen ser las cosas.
En un mundo como ése -gobernado por las leyes de la escasez, el mínimo esfuerzo y el egoísmo-, aprendiste a desconfiar de todo y de todos, pues consideras que si tú no dispones de lo suficiente es porque alguien te ha arrebatado lo que te corresponde…

Si así es como ves las cosas, no me extraña que a menudo sientas temor.