Resulta sorprendente como todos los seres humanos podemos cambiar todo, modificando nuestra forma de pensar. En este sentido, a mí siempre me ha inspirado una frase que me he repetido casi a diario desde los  dieciséis años:

“Eres lo que eres y esta donde estas por lo que has puesto en tu mente,  pero puedes cambiar lo que eres y puedes cambiar donde estas, cambiando lo que pongas en tu mente”.

Lo que la mente humana puede creer puede crear. Sigue tu instinto, sigue tus corazonadas, porque son tu brújula para navegar en esta vida.

La mente es algo que todos los seres humanos poseemos, pero pocos tienen un manual para operarla;  no saben cómo utilizarla y en ocasiones  todo este poder mental lo vuelven contra sí mismos, autodestruyéndose. Tu mente puede ser tu mejor  amigo o tu peor enemigo y nada cambiara, nada positivo sucederá en tanto no  aprendas a encaminar tu poder mental hacia lo constructivo.

La capacidad constructiva de la mente equivale a su capacidad destructiva. El subconsciente no posee sentido  analítico, obedece cualquier cosa que le digas.

Cuando uno afirma: “Ah, pero como soy tonto”, tu subconsciente responde: “Ah, pero como no”, y te hace tonto. Aunque es un gigante, poderoso, casi diez veces más inteligente  que la mente consiente, lleva una máscara de plomo y no oye, no ve, solo obedece.

Por otra parte tu eres la mente consiente; quien está leyendo este block en este momento, conscientemente, y deberás transmitir solo los elementos buenos, puros y necesarios a ese gigante, el sub consiente, quien, incondicionalmente, producirá el cambio.

Por tanto cada mañana al levantarte, lo primero que deberás decir es: “¡Que precioso día!, ¡Qué bien me siento!” aun que no se así.  Y si estás enfermo, no lo digas, no lo aceptes. Levántate e inyéctate una dosis de ánimo.


“El cambio más poderoso en el ser humano radica en el concepto número uno, el principio llamado autosugestión: empezamos fingiendo y terminamos creyendo.”