Primer nivel de consciencia: darse cuenta, autodescubrir

Alejandro Jodorowsky dice: “La iluminación es consciencia y la consciencia es un tesoro que se nos entrega eternamente. Sólo se puede perder lo que no es de uno mismo, se es lo que se es para siempre.”
La propuesta es la vía de la consciencia y del autodescubrimiento como camino para llegar al sí mismo, para llegar a la iluminación.
Aquí te cae el veinte y dices: “Ajá, con razón, por eso, ya lo intuía.” Sin embargo, si sólo te quedas ahí sin hacer cambio alguno, este darse cuenta no será suficiente para que llegues a ser lo que quieres o para transformar lo que te sucede.
Quizá te preguntes, ¿por qué no se dan los cambios en este nivel? Porque no se tienen los recursos para ello o bien, porque no se utilizan los que se tienen, ya sea por comodidad o por no hacer el esfuerzo que implica cambiar.
Observa que en este nivel se mueve la mayoría de los seres humanos (exceptuándote a ti, por supuesto). Sabemos todo lo que hay que hacer para mejorar todas las áreas de la vida y ¿qué hacemos los seres humanos al respecto? ¿Qué haces tú para mejorar en todas las áreas de tu vida?
Sabes que es el momento, la vida te lleva a ello y sin embargo, dejas para después lo que te puede ayudar a crecer y tener una mejor calidad de vida. Simplemente no lo haces y después, no te lo perdonas (que absurdo es esto ¿no crees?) y empieza la culpa que es tu compañera permanente: “Si lo hubiera hecho” y el resentimiento hacia ti y hacia aquellos que sí logran lo que quieren y los que se atrevieron a no dejar su crecimiento para después.
En lugar de admirar a los que logran lo que quieren, como lo hacen los exitosos, sencillamente envidias. La envidia es el recurso de los mediocres, es admiración oculta. El mediocre se va por lo fácil, descalifica en lugar de aprender de los que se atreven, de aquellos que no postergan y que no se pierden la oportunidad de disfrutar de aquello que creen que merecen.