Cualidades que se necesitan para el desarrollo de la consciencia (Parte 4)



16. El perdonar
Perdonar es mi gran privilegio. Comienzo por perdonarme para poder trascender mis errores. Al perdonar hago uso del don más bello que me infundió Dios y recuerdo que:

“Sólo seré perdonado si sé perdonar”

El perdón me libera y es el mejor regalo que puedo darme.

Sé que perdonar es olvidar de manera consciente una ofensa recibida, es ponerle punto final al rencor y al resentimiento que produce una falta de respeto a la dignidad.

La madre Teresa de Calcuta decía que cuando no sabemos perdonar vamos cargando un bulto muy pesado de angustia y agonía que, por desgracia, el día que tenemos que partir de este mundo no nos permite despegarnos de esta realidad para volar con libertad hacia la luz, nos ata las alas.

El ego terrenal se ofende fácilmente. Como está lleno de complejos e inseguridad, le cuesta mucho trabajo perdonar.

El alma no se ofende, pues vibra en el amor que está ubicado en un nivel muy alto y no le llegan los sentimientos negativos.

El alma perdona, porque comprende las debilidades del comportamiento humano y sabe de todas las pruebas que tenemos que pasar los humanos para aprender de ellas y superarlas. Por tanto, olvida.

17. El respetar.
Respetar es no agredir, no molestar ni ofender la dignidad de otro ser humano, ni la mía, ni la del Universo.

Es poner atención a las leyes éticas, es apreciar, respetando todo lo que tiene vida.

Sé que el respeto me brinda la paz y honra lo que es justo. El regalo más grande que me da el respeto es vivir en paz.

Esta actitud nos ahorra dificultades y sufrimientos, dado que las agresiones nacen de las faltas de respeto.

El individuo que practica el respeto es un ser consciente, ya que se da cuenta de las consecuencias que trae el violar las leyes morales y éticas por falta de consideración y educación.

Cuando se escucha hablar de una persona respetable, quiere decir que ha logrado actuar apegada a los principios y a la verdad, y esto provoca admiración y respeto.

La mejor aportación que le podemos dejar al mundo es formar hijos e hijas que sepan respetar; ésta es la forma correcta de educarlos y de demostrar el gran amor que sentirnos por ellos.

El respeto no permite manipular ni por medio de la razón ni por medio de los sentimientos. Los manipuladores son capaces de mentir con tal de dominar para lograr sus intereses egoístas.

Una persona respetuosa se da cuenta del mal que puede causar; está consciente y sabe el cuantioso precio que se debe pagar a la larga.

18. La coherencia.
Ser congruente quiere decir actual sin mentir, conforme a lo que digo que soy, a lo que digo que pienso y lo que digo que siento. Esta es mi forma de ser veraz y respetar mis convicciones.

Ser congruente es no usar disfraces falsos para engañar. Una persona congruente es responsable de sus actos, está convencida de que lo que hace concuerda con sus ideales.

El problema es que los seres humanos decimos ser lo que en realidad no somos, nos inventamos personajes para actuar en distintas circunstancias y escenarios de la vida; todo depende de la ocasión y del grupo en el que interactuemos.

Así vivimos engañándonos unos a otros.

Los individuos que actúan conforme a la verdad logran manejar el Poder de la atracción y, en consecuencia, logran una energía impresionante. La congruencia, entonces, opera y se vuelven líderes.

Los pocos seres en el mundo que son coherentes son también adinerados y respetados.

19. La responsabilidad.
Es aceptar y cumplir las decisiones que tomo en mi vida, comprender que no debo culpar a nadie de mis errores y mis omisiones y aceptar que sólo depende de mí hacer buen uso de mi libre albedrío.

La responsabilidad no tiene edades. Hay niños responsables y hay adultos irresponsables, todo depende de la formación que hemos recibido y de la Conciencia que hemos desarrollado.

Es la obligación de responder por las decisiones que tomamos, midiendo las consecuencias que vamos a generar tarde o temprano.

Un individuo responsable acepta, no culpa, cumple sin disculparse y no busca excusas, mira de frente los problemas y no huye, sabe pedir perdón cuando se equivoca y reconoce sus errores.

El ejemplo que damos los padres y las madres a los hijos es responsabilidad nuestra. Debemos estar atentos a lo que decimos, sentimos y actuamos, pues ellos son como esponjas que absorben todo y, después, actúan acorde con el ejemplo que se les ha dado.

La responsabilidad genera confianza en los demás, ya que la aprecian y respetan; es una perfecta tarjeta de presentación.

20. El silencio
Debo desarrollar en mí el silencio interior; para poder observarme y disciplinar mi mente, ordenándola.

En el silencio, poco a poco voy encontrando la paz, es mi refugio de tranquilidad, quiero escuchar lo que me dice mi alma y un día alcanzar el privilegio de conversar en el silencio con Dios.

Por desgracia, en la sociedad en que vivimos, cada día es más difícil disfrutar el silencio.

Vivimos inmersos en el bullicio, el ruido y el apuro; se cree que es más importante la rapidez que el tiempo para poner atención y no cometer errores.

Es por eso que la meditación comienza a, tener un gran auge, ya que es la manera de practicar el silencio, aunque sea por corto tiempo. Es la forma en que aprendemos a disciplinar la mente, para poder ordenar los pensamientos que actúan como caballos desbocados galopando desenfrenados hacia donde se les pega la gana. Entonces, al lograr calmarlos, comienzan a obedecernos y se organizan sin hacer ruido.

Cuando todo esto se logra descansamos en el silencio, para después emerger de él con más energía y con claridad mental para tomar decisiones correctas.

¡La paz del alma se encuentra en el silencio!

21. La fe
La fe es la fuerza de mi Espíritu, es la que me lleva más allá de la razón y me permite creer en los milagros, aviva en mí la esperanza de hacer surgir todo mi bien, toda mi luz interior; para sostener mi vida.

Tener Fe es apoyarse en el bien. Es creer en el mundo espiritual de donde se desprende mi energía de vida.

La fe ciega no sirve. Nos vuelve fanáticos y perdemos la capacidad de razonar; escoger y decidir.

La Fe consciente en el bien no fanatiza, Nos deja en libertad para escoger cuál es el camino correcto para poder evolucionar.

Cada uno de nosotros es un ser único y tenemos una misión que cumplir individualmente. Por eso la fe tiene muchas denominaciones y existen las diferentes religiones, ya que cada una de ellas profesa su fe en forma distinta.

Todas las religiones son buenas cuando están cimentadas en actos conscientes, capaces de construir y no de destruir.
Las buenas religiones son aquellas que nos llevan a ser mejores seres humanos alejándonos del odio, del rencor y de la venganza, las que nos enseñan a amar y respetar la dignidad humana, así como también a la naturaleza, a los animales y al bienestar del Universo entero.

22. El amor
Sé que el amor es la fuerza más poderosa que poseo, la más bella, la más buena, y quiero compartirlo.

En el amor me apoyo para servir y volverme un digno instrumento de Dios. El amor todo lo cura.
  • Benditos y privilegiados somos los seres humanos, pues tenemos la capacidad de amar.
  • El amor perdona y olvida, borra de la memoria todo lo negativo. 
  • El amor une, no separa.
  • El amor no exige, sólo se complace en dar.
  • El amor no pone condiciones, no es un negocio.
  • El amor no es víctima, es todopoderoso.
  • El amor no discute, dialoga.
  • El amor no juzga; observa y respeta, y sólo da su opinión si se la solicitan.
  • El amor no toma nada personal, pues está en el alma.
  • El amor verdadero no se ofende, pero como se respeta mucho no acepta mentiras; está fincado en la verdad.
  • El amor no manipula a nadie, no lleva intereses ocultos.
  • El amor es libre jamás se le puede meter en una jaula.
  • El amor no tiene precio, es invaluable y no se puede vender.
  • El amor cree en la bondad y la practica en el respeto y lo brinda; se entrega sin condición.
  • El amor no desea poseer y el que demanda posesión lo convierte en egoísmo.